Dios es humilde y perfecto

Dios es humilde y perfecto


Dios es perfecto ya que del pecado hace virtud, del mal hace bien y es sobretodo tolerante con uno y con todos, tolerancia nacida de la compasión y no de una moral regulada.

Dios entra en su templo en silencio, sin ser visto ni glorificado, esa es su sencillez y simplicidad. Dios es perfecto porque nos muestra la verdad matando toda falsedad.

Dios siempre permanece en su eternidad y nos hace humildes en cuanto descubrimos que Él no se diferencia de nada ni de nadie. Él no tiene “yo ni tú”, entonces ¿cómo va a ser mejor o peor que uno u otro? Tan silente y perfecto es que ni cuenta nos damos que siempre está presente.


Dios es tan humilde que tolera todas nuestras imperfecciones viendo con asombro como nos fustigamos y condenamos sin comprender que Él nos ofrece su felicidad en todo momento, como nos enseña la parábola del “hijo prodigo”.

Dios ni pide, ni exige, ni condena, ni justifica nuestros actos, pensamientos y emociones, Él contempla silenciosamente con la luz siempre actualizada aquello que nos acontece.

Dios se encuentra dentro y fuera, en el interior y el exterior, Él concilia y unifica todo lo que nosotros separamos, dividimos y acotamos, ya que Él no tiene límites ni condicionamientos.

Dios es luz y sombra, una sombra que va siempre por tierra sin ensuciarse con el polvo terrenal. Y su luz es una constante que expande el universo abriendo nuestra mente que es su mente que se extiende de lo infinito al infinito.

Dios no posee nada, a nada se aferra ni se apega, y todo lo abarca ya que Él reconoce su ilimitada visión. Si nos sentimos separados de Dios es porque nos separamos de su verdad, nos dividimos en dos Él y yo, cayendo en la peor de las herejías la herejía de la separatividad.

Encontrar a Dios no requiere ningún esfuerzo puesto que Dios está siempre presente, si nuestro ego pretende unirse a Dios erramos, pues el ego no puede moldear a Dios y Dios no pretende moldear ningún ego.

Dios es perfecto ya que asume lo imperfecto, Dios es ilimitado asumiendo lo limitado, mientras que nuestro ego es nuestra cárcel donde creamos nuestras limitaciones y condicionamientos.

Dios ni siquiera separa lo imperfecto de sí mismo, con ello muestra su humildad y perfección. Él espera a que nos abramos a su verdad sin poner condicionamientos, ni premisas, ni nada que nos separe de Él. Puesto que Dios y nosotros somos Uno.

Atentamente:

Rafael Pavía.   12/09/2021.

 

 

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