UN NUEVO DESPERTAR



UN NUEVO DESPERTAR

Cuando todos los maestros despiertos e iluminados nos insisten en despertar conciencia tienen un motivo, y es que realmente cada uno de nosotros debe de buscar su conciencia íntima y encontrar la naturaleza de la propia conciencia.

¿De donde viene nuestra conciencia, como se desenvuelve, hacia donde nos lleva la conciencia? Puesto que siempre que aludimos a la conciencia para comprender mejor cada aspecto de nuestras vidas, por ejemplo, decimos: hay que hacer conciencia de la historia, de la ecología, de la sociedad, de la educación, etc. Por este motivo debemos hacer hincapié en la naturaleza propia de la conciencia.


Una cuestión importante hoy en día, es tener presente que el despertar de nuestra conciencia puede ser de mayor profundidad y amplitud que en otros tiempos, pues hay que tener en cuenta que la propia conciencia nos impulsa hacia nuevos despertares. Esto es, que en otras épocas y estados de conciencia que la humanidad vivió en el pasado son diferentes a la conciencia integral, que hoy amanece en la humanidad.

La ciencia, el arte, la filosofía, y el resto de capacidades cognitivas de la humanidad se ha expandido considerablemente, lo que aporta nuevos conocimientos y nuevas perspectivas, que nos aportan una nueva visión de lo que es el mundo, el cuerpo humano, el cosmos, etc., este crecimiento exponencial del conocimiento obviamente nos ha enfrentado a estados de conciencia pretéritos, como son el estado Arcaico-instintivo, mágico-emocional, mítico-literal, quedando actualmente nuestro estado mental-racional, un tanto confuso. ¿qué hacemos con todas las creencias que hemos heredado, tanto en materia de antropología, filosofía, moralidad, sociedad, y sobre todo en el ámbito religioso? Son numerosas hoy en día las personas que dicen: no soy creyente, pero si espiritual, otros han optado por el ateísmo o agnosticismo.


La realidad es que existe confusión respecto a lo que nuestra conciencia busca, y ¿qué busca nuestra conciencia? pues, son respuestas lo que busca nuestra conciencia. Es nuestra propia conciencia la que nos impele continuamente a encontrar respuestas cada vez más válidas. La capacidad de dudar, ha sido el acicate que desde la época del renacimiento y la ilustración nos ha llevado hasta el día de hoy a seguir indagando, investigando y procurando comprender mejor lo que somos, como vivimos y nuestro entorno, nuestro mundo y el propio universo.

Por un lado, nos aferramos a nuestras tradiciones mientras no nos convencemos de que hay otras opciones, otras posibilidades; por otro lado, cuando descubrimos nuevas fuentes de conocimiento nos cuesta encajarlo en nuestras propias tradiciones culturales, por lo que creamos un conflicto entre el pasado y el presente. Por ejemplo, la cultura post-moderna entro en conflicto con la edad moderna, pero sin aportar más allá de las criticas una visión nueva o esclarecedora.


Por otro lado, podemos acudir al budismo como una filosofía o religión según lo vea cada cual, que si, desde sus inicios planteo una evolución con su planteamiento de las “tres vueltas de la rueda de Dharma”, la primera vuelta fueron las enseñanzas del propio Buda Sakiamuni, que posteriormente se escribieron y trabaja la escuela Hinayana, siendo ya en el siglo II de nuestra era que se dio la segunda vuelta del Dharma con la escuela madhyamika impulsada por el Maestro Nagarjuna, donde se desarrolló la filosofía del “Vacío y la Forma” con la No Dualidad; posteriormente se dio la tercera vuelta del Dharma en el siglo IV con las enseñanzas del Maestro Asanga y su hermano Vasubandhu creando la doctrina Yogacara, que se conoce como la doctrina “solo mente” y que derivo en las enseñanzas del Tantra. Por lo que vemos que el budismo tenía su predisposición a evolucionar y en consecuencia a profundizar y ampliar sus enseñanzas.

Hoy, se está planteando en el budismo un cuarto giro en su doctrina, reconociendo que actualmente se requiere de una espiritualidad integral, adaptada a los nuevos tiempos. Pero hay que entender que esta nueva espiritualidad integral, no se trata de un modismo, ni de algo que se presenta como innovador y atractivo; esta espiritualidad integral, este nuevo despertar es una fusión que se fundamenta en actualiza los orígenes con el presente.


La espiritualidad integral es la fusión del Saber y del Ser, en el saber aportamos nuevos conocimientos, nuevas perspectivas y en el Ser encontramos las cualidades innatas que nuestra conciencia contiene desde lo atemporal. La conciencia en su origen es inmaculada, incontaminada, totalmente abierta porque carece de condicionamientos, mientras que la experiencia de la conciencia mediante el mundo de las formas, cuerpos, sentidos, y actualmente mediante la tecnología, inquiere, descubre, avanza, y sigue su curso en busca de mejores respuestas.

La unión del Ser y el Saber crea dos líneas que forman cruz, siendo el saber la expansión horizontal, mientras que el Ser asume la verticalidad, el ascenso, que pretende unir origen y presente. Con dicha unión alcanzaríamos una conciencia integral que nos permitiría superar el actual estado de conciencia mental-racional, para que conciliándonos en la conciencia-Ser o conciencia primordial, obtengamos una apertura incondicional, esto es una a-perspectiva.

Esta apertura que nos concede la conciencia integral con su a-perspectiva, nos develara nuevos despertares, nuevas formas de ver el mundo y la humanidad resolviendo una verdad no parcial ni relativa, sino una verdad que participa del “Uno-Todo”. Actualmente nuestro estado mental-racional se ve limitado por una visión dual: creyente-ateo, moral-inmoral, condicional-incondicional, etc., solo observando serenamente los propios límites de la mente-racional podremos comprender sus limitaciones acotadas en lo dual y lo temporal.


En sucesivos artículos del blog, iremos comentando para mayor claridad estas cuestiones sobre nuestra conciencia; ahora solo nos resta decir, que es nuestra propia conciencia la que nos ha impulsado desde los primeros tiempos a comprender cuál es nuestra realidad, siendo hoy, el tiempo propicio para una concertación entre el Saber y el Ser.

Atentamente:

Rafael Pavía.

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