Mi Dios y nuestro Dios

Mi Dios y nuestro Dios

 

Yo tengo mi dios y lo cuido, lo cuido y le enseño lo bueno y lo malo, entonces el me cuida sin decirme nada, en el silencio, él me abre la conciencia y me recuerda que estoy en él y él en mí.

 


Mi dios es tremendamente compasivo y me enseña lo que es la compasión, tiene suma paciencia conmigo, me quiere, y yo también lo quiero. Es como un padre, solo mío, que me lo consiente todo y sin decirme nada me habla en silencio mostrándome la vida que yo he construido, es muy bueno mi dios, solo yo lo conozco, es genial, inteligente, conoce todos mis defectos y no les hace caso, conoce todas mis virtudes y no le hace caso, es genial, posee una sabiduría inmensa y a mí me regocija.

 

Me dice mi dios que cada uno tiene su dios y que todos los dioses son geniales, ellos nos muestran la vida tal cual es, siendo la vida misma un milagro que nada tiene que ver con que seamos buenos o malos. El Dios nuestro es tremendamente compasivo, nos ama tanto, que no tiene diferencias entre unos y otros, mi dios es tan capaz de amar a los otros como a mí mismo, y tú dios que es nuestro dios, también es capaz de amar a los demás como te ama a ti. 

 

Dios no necesita de ningún cuidado ni de rituales ni de alabanzas, nada necesita dios en su tremenda humildad, él es un devoto nuestro, nos ama incondicionalmente. Dios no tiene ego, ni individualidad, si él es mi dios es porque yo soy él, y mi responsabilidad es conocerlo, es decir conocerme a mí mismo, porque dios soy yo, pero sin que mi yo este ni por encima ni por debajo de él, no hay diferencia ente dios y su hijo, así lo dijo Cristo: “el padre y yo uno somos”, no importa que seamos más inteligentes o capaces que otros, porque dios nos ama a todos por igual, ecuánimemente.

 

Dios solo tiene una patria y una humanidad, no difiere, ni diferencia, entre razas, clases sociales, ni ideologías, el guarda silencio mientras nosotros seguimos desconcertados ante su sabiduría. Dios no nos castiga, nos ama con tremenda compasión, el castigo es un factor humano que nos imponemos unos a otros, por ley del karma o ley de causa y efecto, los justos castigan a los injustos, los sabios desprecian a los ignorantes, mientras que dios integra en su conciencia absoluta a todos sin diferencias, definitivamente dios es sabio, es genial. 

 

Dios no tiene forma alguna, ni dogmas, ni creencias, ni jefes, ni súbditos, es tan simple que sorprende; es de naturaleza alegre, como la misma compasión, pero también es muy serio porque la alegría esta en no diferenciarnos unos de otros, somos todos Uno, una gran familia, una única familia, y es que dios es genial. Igual mi dios está equivocado, pero no importa, porque su sabiduría surge de los errores remendados. Mi dios no teme equivocarse, teme más quedarse inerte.

 



Cada uno tiene su dios y este dios puede parecer diferente, pero en el fondo es semejante no es diferente, es genial, nos pone a todos en el mismo lugar en este mundo lleno de diferencias por ello la humanidad es grandiosa, maravillosa, extraordinaria, todos somos diferentes y sin embargo todos estamos unidos. Sí, estamos unidos en nuestra base, en nuestro origen, en nuestra verdad, la vida es un milagro, cada aspecto de la vida, lo vamos construyendo juntos, mientras unos construyen otros destruyen y así vamos mejorando a pesar de que unos sufren a costa de otros que disfrutan de su pobre destino que a todos nos iguala, al final, nuestro destino es único, cuando vemos nuestro único destino nuestro dios que es tu dios intimo nos alumbra entre la inmensa e ilimitada compasión. 

 

Atentamente:

Rafael Pavía.                                10-10-2020.

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