Saltar al vacío transracional

Saltar al vacío transracional

Después de escuchar a personas que abordan los problemas humanos aquí y allá, desde la filosofía, la religión, la psicología, la sociología, etc. resulta que casi todos están de acuerdo en que la humanidad se encuentra en un momento tremendamente crítico, se habla de que el sistema económico, empresarial, político, está en una encrucijada insalvable, las religiones tradicionales están en caída libre sin fondo, la psicología y sociología observa como los valores humanos se derrumban, sin encontrar un norte donde dirigirse, y así, la humanidad está al borde de su colapso.


En lo que considero la teoría psicología más completa actualmente, la psicología integral de Ken Wilder existe una esperanza, que solo se sostiene en la teoría y el debate sobre la inmensa obra de Ken Wilder. Entre los pilares de esta teoría se encuentra las visiones de lo pre-racional, lo racional y lo transracional, actualmente nos encontramos en una época que lo que prevalece es la visión mental-racional, y aunque Ken Wilber expone con claridad la visión transracional, esta queda, suspendida en un cielo desconocido, en un espacio abstracto, que la perspectiva racional no alcanza a descubrir, más que en lo teórico.

Nos abrumamos buscando una solución a nuestro complejo problema humano, con el cambio climático, la pandemia del covid-19, y todos los problemas geopolíticos, económicos que nos abordan. La necesidad de dar un salto de lo racional a lo transracional es una urgencia. Ken Wilber nos dice que hay que ver con amplitud y profundidad la realidad y dejar de “ver a través de nuestros condicionamientos o limitaciones", es decir que mientras nuestra visión permanezca condicionada por lo racional, nuestra perspectiva no dejara de ser insuficiente ante la amenaza del descalabro inminente. Es cierto que debemos integrar y asumir todas las etapas que nos son inmanentes a nuestro desarrollo humano, pero también es cierto que las debemos de trascender, y he aquí lo que en el debate de la psicología integral queda pendiente, dar el salto al vacío de lo racional a lo transracional. 


Mientras no demos el paso de lo racional a lo transracional, nuestra visión y perspectiva quedara sujeta a lo ya establecido y a nuestros propios condicionamientos. Las pocas iniciativas que pasan hacia el “verde y esmeralda integral” solo apuntan a un cambio en cierne, el problema de la esperanza de que todo el colectivo mute hacia una conciencia integral queda estancado, por falta de una dinámica que nos lleve hacia lo transracional, de modo que se abra la posibilidad de ir incluyendo los estados azules, violeta y más allá, es decir, apuntar hacia un norte que nos saque de nuestro estancamiento.

El libro “la religión del futuro” de Ken Wilber es una esperanza, pero por muchas vueltas que demos a los cuatro cuadrantes y sus líneas de desarrollo, he intentemos buscar un remedio, este no surgirá mientras no demos el salto a lo transracional. Por muchas vueltas que le demos a la teoría de la psicología integral, no hay que confundir como dice Ken Wilber la conciencia integral con la teoría integral y con el movimiento integral, hay necesidad de trabajar con la propia conciencia, más que con la teoría, porque si no, el movimiento integral solo se convertirá en una escuela de filosofía racionalista, sin aportar nuevas luces para la pobre humanidad.


Jean Gebser nos indica que la conciencia integral debe de trascender la forma tridimensional, abordar una visión tetradimensional, lo que implica trascender lo temporal. He escuchado en los círculos del movimiento integral, como ahora estamos en un momento donde lo viejo y caduco de lo tradicional está muriendo ante su sepulcro, pero que frente a nuestro mañana no tenemos un relato que construir, es decir una opción válida para nuestro mañana, esto es real, es así, no tenemos ni relato, ni perspectivas futuras, en realidad, nos encontramos en el “tiempo del no tiempo” como decían los antiguos mayas.

La cuestión creo, es como sigue, queremos abordar soluciones a lo que ya es caduco, queremos mantener una constante evolutiva, frente a un mañana sin relato, nos cobijamos en pequeñas luces verdes como faros de esperanza, sin tener una visión completa o global que atine en la realidad presente, sin caer en la falacia de la esperanza futura. ¿qué vamos a hacer si el Covid -19 entra en las cárceles, europeas asiáticas, de América? ¿Los dejamos a su suerte, los atendemos medicamente en su confinamiento, quemamos las cárceles, los utilizamos como cobayas? ¿qué hacemos con la regresión social en su tendencia a volver a soluciones pasadas, frente a los problemas insolubles que los gobiernos no saben enfrentar? ¿qué hacemos con la pobreza, el hambre, las guerras, el cambio climático, etc. etc.? en fin, creo que mantenemos una falsa esperanza sobre nuestro futuro sin relato, sin soluciones reales.

¿Cuál es la solución? Como escuche decir en diálogos integrales, hay que guardar luto por nuestra “pasada normalidad”, efectivamente, hay que guardar luto de modo realista, esto es enfrentar el derrumbamiento de todo nuestro sistema, de todas nuestras estructuras sociales, políticas, económicas, educativas, sanitarias, etc. intentar poner parches verdes sobre un mundo lleno de agujeros sin fondo, es puro ilusionismo. Aceptar que todo se va a derrumbar es realista, aunque nos parezca cruel, ¿qué hacemos mientras? Aceptar el bardo o tránsito de la muerte de lo caduco, ¿cómo? aceptando el “tiempo del no tiempo”, aceptando la realidad del presente.



No son pocos los científicos que ya concretan el fin de la especie humana, entre ellos Stephen Hawking, siendo otros muchos que igualmente anuncian el apocalipsis humano, esta vez, no es cuestión de profecías religiosas o teorías conspiranoicas, si no de evidencias científicas, a las que no podemos dar la espalda. ¿qué hacemos mientras todo se derrumba? Esa es la clave y la verdadera urgencia, mantener la luz en medio de las tinieblas, procurar una dinámica de trabajo entre los que aceptan que la solución no se encuentra con el paso del tiempo, sino, en trascender lo temporal. Es aquí donde debemos dar el salto de lo racional a lo transracional o integral.

Lo realmente nuevo debe incluir lo pasado a la vez que lo trasciende, aceptar la muerte, es lo que Ken Wilber nos insiste en su “proyecto Atman” sobre el incesto y la castración, entre la batalla de Eros y Tanatos, si no aceptamos la muerte, el derrumbamiento de todo el sistema ¿cómo vamos a pasar a una conciencia integral, a un estado en realidad transracional? Una vez todo se derrumbe, algo inevitable si somos realistas y no entramos en falacias esperanzadoras, ¿quién va a dar un relato objetivo sobre lo que nos ha sucedido? ¿cómo vamos a enfrentar un nuevo relato integral, sin caer en los riesgos regresivos de los estados precedentes? Esa es la cuestión, mantenerse firmes ante la tragedia inevitable, dejar que el lapsus del tiempo haga su labor inevitable sobre las caducas estructuras, y luego, después del “borrón y cuenta nueva” enfrentar el nuevo y digo “nuevo relato”, sobre la conciencia integral.

Pasar del verde esperanza al verde arbóreo con sus raíces bien sujetas y alzándose hacia el cielo celeste y su clara luz, es la esperanza del “tiempo del no tiempo”, este es un trabajo encomiable, enfrentar el incesto racional ya caduco y asumir su castración, en pos de lo transracional, de lo integral.


Veamos los próximos debates de la teoría integral ¿tendremos la capacidad de asumir lo ya evidente, nuestro fin? Y ¿qué sucede después de un final? La visión racional dependiente de un proceso temporal no acierta a ver el “después del final”, lo racional solo se atreve a hacer bocetos desfigurados, intentando encajar lo tradicional, lo pasado, sobre un tapiz lleno de remiendos, recordemos a Jesucristo: “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo”(Mateo 9:16). Si, sí, es cierto que hay que integrar lo inmanente, nuestros estados precedentes, pero solo si aceptamos nuestra castración o muerte de lo anterior, podremos dar a luz una nueva conciencia integral.

Sugiero, en mi pobre condición de activista en el movimiento de la conciencia integral, que aparte de estudiar la teoría integral, hagamos un trabajo de elevar nuestra visión hacia una nueva condición, donde la “aperspectiva” sea la base que de sentido a nuestro destino humano.

Jean Gebser explica bien en su libro “origen y presente” la necesidad de la aperspectiva, un estado de conciencia incondicional, no dual, atemporal, situado en ese dichoso presente del que tanto se habla, sin caer en cuenta que el verdadero presente es atemporal, eterno como el silencio, que siendo mudo es la “elocuencia de la sabiduría”, donde lo relativo solo cobra sentido dentro de lo absoluto. Como cuando llega el bardo de la muerte para el difunto, solo le queda la esperanza en el encuentro del “hijo con la Madre Clara Luz”, he ahí, nuestra urgencia en este “tiempo del no tiempo”.

Atentamente:

Rafael Pavia.                               17/07/2020.

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