Aquello que une a Cristo y Lucifer

Aquello que une a Cristo y Lucifer

"Ostensiblemente, XOLOTL-LUCIFER-PROMETEO es el doble de Quetzalcóatl, el príncipe de la luz y de las tinieblas que tiene potestad absoluta sobre los cielos, la tierra y los infiernos.

Incuestionablemente, el Divino Daimón es la reflexión de Dios dentro de nosotros mismos, aquí y ahora, y puede conferirnos el poder, la sabiduría y la igualdad divina:<<Eritris sicut dei>>. <<Seréis como Dioses>>.

La Piedra Filosofal, LUCIFER-XOLOTL subyace en el fondo mismo de nuestros órganos sexuales y tiene que reconciliar a los contrarios, <<Coincidentia oppositorum>>, y a los hermanos enemigos".

        Doctrina Secreta de Anahuac.   Samael aun Weor.


La integridad del Ser resulta por la reconciliación de las diferentes partes de Ser, incluyendo los polos opuestos y complementarios, como es el caso de Xolotl y Quetzalcóatl. Pero ¿como podemos reconciliar los polos contrarios? Como reconciliamos el bien y el mal, las tinieblas y la luz, como reconciliar lo puro y lo impuro, el cielo y el infierno, la ignorancia y la sabiduría, etc.

Como reconciliar a Lucifer que es: “el príncipe de la luz y de las tinieblas que tiene potestad absoluta sobre los cielos, la tierra y los infiernos”, con Cristo, cuando Cristo dijo: “Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí”.(Juan: 18:36).

Despertar conciencia mediante la luz de Cristo, nos lleva si o si a la reconciliación de los opuestos complementarios, eso, solo es viable en el espacio natural de la morada o reino de Cristo, es decir en el Espacio Abstracto Absoluto, donde la luz innata o increada o la conciencia primordial, todo lo reconcilia en la unidad nacida del amor incondicional y por tanto ecuánime que rige en el mismo Espacio Abstracto Absoluto, que también podemos denominar, Ain (cábala), Brahma (hindú), Tao (china) Buda Tatagatha (budismo) Tum (egipcio), etc.

El Mundo de lo relativo y temporal debe reconciliarse con lo absoluto y atemporal, ¿cómo se unen los dos mundos el relativo y el absoluto, lo temporal y atemporal? Si no es mediante el “Pistis Sophia”, el poder de la sabiduría. Este poder inmenso, infinito, que nos concede la luz de Cristo destroza y elimina toda dualidad o separación (recordemos que la peor de las herejías es la herejía de la separatividad). En Cristo, se goza de la “Unidad-No dual”.


No puede existir en el mundo relativo un polo sin su contrario, no puede existir lo bueno sin lo malo, el justo sin el injusto, el agresor sin el agredido, el santo sin el diablo, la virtud sin el pecado, etc. Nuestro “yo” se separa del “tu”, rompiendo la unidad que todo lo sostiene, el “yo” es lo contrario del “tu”. El Cristo reconcilia al “yo” con el “tu”, reconociendo que no hay tal separación, pues en la luz que él es, la unidad es absoluta y no relativa o circunstancial o temporal. Quien descubre el “elixir de larga vida” trabajando en su Piedra filosofal, descubre que este elixir, es el reconociendo lo atemporal, lo que siempre fue, es y será, pero no se trata de un reconocimiento del simple entendimiento racional, hablamos de integrar en nuestra conciencia la plena realidad del Ser, esto es encarnar la realidad relativa con la absoluta, lo manifestado con lo inmanifestado, la materia con el espíritu, etc.

Cuando la Luz de Cristo se abre sin obstáculos, lo absoluto lo integra todo, lo unifica todo, así se dice que: “Cristo es unidad múltiple perfecta”, siendo la multiplicidad perfecta debido a la unidad, sin embargo, la multiplicidad sin unidad se convierte en caos. La reconciliación solo es viable mediante la unificación de las diferentes partes, corazón, cabeza, instinto, sexo, etc. la unidad es integradora, integra mediante el amor ecuánime e incondicional; esta unidad lo incluye todo, pues lo absoluto no se separa de lo relativo si no que lo incluye, lo absoluto lo abarca todo en una conciencia no-dual, que en vez de separar une.

Solo desde Ain (que significa “ojo” o “visión”) podemos ver la completitud del Ser, allí, el Padre y el Hijo son Uno: “Yo y el Padre uno somos”. (Juan10:30:33). En el Espacio Abstracto Absoluto, todos somos Uno. Así, lo individual y lo colectivo se unen, lo absoluto y lo relativo se reconcilian, lo manifestado y lo inmanifestado ya no vuelven a estar separados, en una conciencia atemporal.


La unidad es abierta e integral, no discrimina, no condena, no justifica, no divide, no separa. La Unidad, la compasión, el Cristo, el amor y su sabiduría, son abiertos y tolerantes a lo relativo y lo absoluto, a lo manifestado y lo inmanifestado, a lo temporal y lo eterno. Si no hay apertura, si no abrimos la totalidad de nuestro espacio, tanto el interior como el exterior y los unificamos, nuestra visión siempre será parcial e incompleta, es decir una visión dual de la mente intermedia o racional.

Lucifer nos muestra nuestro reino individual, el que hemos creado, por ello con Lucifer tenemos “potestad absoluta sobre los cielos, la tierra y los infiernos”, con nuestro lucifer hemos creado este mundo, tal cual como un demiurgo. Pero es un mundo creado, es decir nacido, temporal, finito, imperfecto, donde Sophia quedo atrapada al separarse de su origen. Cristo nos muestra lo absoluto, lo inmanifestado, lo increado, lo eterno, lo atemporal, en una conciencia integral, todo-incluyente, donde lo relativo también se incluye y no se separa. Xolotl y Quetzalcóatl son Uno en lo absoluto inseparables e integrados, mientras que en la visión dual y relativista los separamos en buenos y malos, santos y diablos, cielos e infiernos, etc.

El mundo relativo, temporal o manifestado, es producto del poder de Lucifer y su divina potestad, es un mundo creado, es decir un mundo que nace, se construye se compone y muere, pues es temporal. Mientras que lo no nacido, la luz increada, el Espacio Abstracto Absoluto como un océano de la vida libre en su movimiento, ya es. Así lucifer nos muestra lo imperfecto de nuestra creación, mientras que Cristo nos muestra lo que ya es, que incluye lo perfecto y lo imperfecto, lo absoluto y lo relativo. Mientras Lucifer en su mundo creado e imperfecto, nos combate entre el bien y el mal, entre los ángeles y demonios, entre la dualidad separatista, Cristo nos da luz para comprender que esta creación nuestra solo tiene una salida, lo absoluto, más allá del bien y del mal, más allá de la dualidad.

Cuando rezamos el padre nuestro y decimos: “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” estamos apelando a que sea una única voluntad, pero esa única voluntad es inviable mientras separemos nuestra voluntad de la del padre, es decir mientras sostengamos dos voluntades o dos identidades, una arriba y otro abajo, una buena voluntad y una mala voluntad, su gran voluntad y mi pequeña voluntad, una voluntad conocida y otra desconocida, etc. Cristo y el padre son Uno, no pueden estar separados. Sentirnos separado del padre u origen primordial, es caer en el pecado supremo de la ignorancia.


Rezar para sentirnos unidos al padre, es un acto de reconciliación y sin reconciliación no hay redención, ni luz, ni amor, ni compasión. Por tanto, el rezo acertado es aquel, que lejos de sentirse separado, se siente integrado, unido. Esta unión, es fruto de haber sentido dentro de nuestras propias carnes la infinita misericordia compasiva del Cristo. 

Si rezamos con Lucifer rezamos separados del padre, si rezamos con el Cristo rezamos siendo uno con el padre.

La unión entre Lucifer y Cristo es la conquista de nuestra obra magna, donde la verdad y la virtud se besan, la verdad viene de la tierra, la virtud del cielo, en su beso se unen dice el Pistis Sophia; eliminando cualquier herejía separatista, cualquier dualidad, cualquier contradicción, alcanzando la luz sin sombra de lo absoluto.

La unión es apertura, pues si no abriéramos nuestros brazos y nuestro corazón a toda la humanidad sin exclusiones, por ser ignorantes, injustos, borrachos, fornicaríos,  enemigos, etc., entonces excluiríamos a lucifer ya dentro o fuera de nosotros, dejando inacabada la magna obra que nos concilia con lo infinito y que todo lo incluye en su naturaleza abierta y compasiva.


Rafael Pavía.                                     2-mayo-2020.







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