Conciencia integral en los espíritus de nuestros antepasados
una muestra de la conciencia integral.
“Dicen, que con la muerte adviene lo nuevo y lo nuevo solo tiene un deber, resolver aquello que se quedó insoluble en el sepulcro”
Todas estas cuestiones sobre los espíritus de nuestros antepasados han perdido importancia, como también ha perdido la importancia la conexión espiritual con la naturaleza y la parte sensible del psiquismo. Sin embargo, la naturaleza y su parte psíquica o sensible sigue estando ahí, aunque no lo reconozcamos; nuestra cultura occidental ha sustituido la sensibilidad psíquica por el raciocinio, relegando lo psíquico a una simple superchería, aunque en el fondo sigue existiendo dicha conexión entre los vivos y los muertos.
En la actualidad, existen personas que han buscado resolver sus problemas íntimos mediante lo que se denomina “constelaciones familiares”, estos ejercicios de constelaciones familiares se realizan de diferentes modos, y vienen a plantear que nuestros problemas personales los solemos arrastrar desde nuestro pasado familiar; es decir, que nuestros problemas actuales vienen dados porque alguno de nuestros familiares padeció algún trauma, una herida en su alma, que quedo grabado en su anima y que lo fue transmitiendo genéticamente a sus descendientes. Por ejemplo, que nuestra abuela fuera violada o maltratada, o que algún familiar se suicidara, etc. todos estos conflictos familiares de algún modo se van transmitiendo en un karma genotípico, que llega a nosotros inconscientemente creando conflictos que no sabemos exactamente de donde vienen, pero que nos inquietan muchas veces de forma intensa. Otros, optan por las regresiones hipnóticas a sus vidas anteriores, donde ven situaciones que pueden determinar sus conflictos actuales, estos, y otras fórmulas contemporáneas y del pasado nos remiten a conflictos y traumas familiares y tribales de nuestro árbol genealógico.
Para los celtas y todas las diferentes culturas animistas de ayer y hoy, el vínculo con sus antepasados tenía sentido, en cuanto, compromisos inacabados o conflictos sin resolver que sabían se trasladarían a sus descendientes. Por ello, se generaba la necesidad de contactar con los espíritus de sus antepasados, así sus invocaciones mágicas, sus rituales especiales en la noche de los difuntos, etc. pretendían recoger información sobre aquellas cuestiones y conflictos pendientes que quedaban por resolver ya de modo individual, familiar, tribal (cuestiones sociales o colectivas), etc.
Como vemos, existe una lógica y un sentido real sobre estas cuestiones en relación con nuestros ancestros, cuestión, que no trata de ver quien fue el causante de un determinado sufrimiento, o de ver quien fue el culpable de errores que se han ido heredando de generación en generación. De lo que se trata es de ser consciente, de que todos los problemas actuales son una concatenación de causas y efectos, es decir, de un karma que vamos lastrando desde generaciones y que necesitan de un remedio de una solución.
Bien pensado, la visión animista y de los chamanes sobre los espíritus de sus antepasados, entraña una responsabilidad de bastante calado, que vale la pena meditar y reflexionar. Es, en el fondo, nuestra misma conciencia la que requiere encontrar la paz, para uno mismo y para nuestros semejantes, sabedora de que la conciencia misma es un “todo-común”. El pasado, el presente y el futuro se hermanan en un karma de concatenación, que nos va ligando a unos y a otros, en familias, entre familias, entre grupos, pueblos, etc. Si permanecemos en la ignorancia, sin atender a nuestros problemas y sus raíces profundas o ancestrales perdemos el “sentido común”, que tan escaso anda hoy.
El rito animista de los espíritus ancestrales, es una muestra de una conciencia colectiva, de una conciencia integral, que nos conduce hacia una responsabilidad de “sentido común”, de una unidad que tiene sus raíces en nuestra conciencia primordial u original, común entre los seres humanos, que nos obliga a comprender aquello que nos unifica en busca de una vida lucida, integra, plena, que a todos nos pueda beneficiar, esa, es la gran cuestión, al fin y al cabo.
A veces por ignorancia desterramos la sabiduría ancestral como simple superchería, sin pararnos a reconocer, que somos, lo queramos o no, herederos tanto de la sabiduría, como de los conflictos sin resolver de nuestros ancestros. Pero, bien meditado y reflexionado nos resulta inviable olvidarnos sin más de todo nuestra herencia buena y mala y sus consecuencias.
En este simple artículo no podemos comentar con amplitud toda la trascendencia de este tema, solo esperamos, que este articulo nos invite a reflexionar, sobre lo importante que es reconocer la dimensión de nuestra conciencia y como el pasado, futuro y presente de nuestras vidas tiene un “sentido común”, que nos impele a buscar la mejor vida para unos y otros, para todos.
Atentamente:
Rafael Pavía. 01/11/ 2019.
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