La esperanza del ahora

La esperanza del ahora

Nos damos ánimos y esperanza para que nuestro futuro cambie ha mejor, sin embargo, lo que el futuro nos depare dependerá en gran medida de lo que ahora hagamos, aunque siempre pueden venir golpes de suerte, que según los creyentes del karma son debidos a nuestras pasadas buenas acciones. Por ello, hemos dicho que en gran medida nuestro futuro depende de lo que ahora hagamos y otra menor medida son esos golpes de suerte, ya sean debidos al karma o a un destino caprichoso.


La esperanza nuca viene y se marcha sola, la esperanza siempre se rodea de nuestros amigos, familiares, vecinos, etc. Por lo que la esperanza solo en una menor parte es individual, mientras que la mayor parte de la esperanza vendrá en compañía de amigos, familiares, vecinos, etc.

La esperanza busca cambiar nuestro estado de ánimo en un ahora, en el presente para poder afrontar nuestros embates diarios. Nuestra disposición de ánimo del presente, es el que marcará nuestros próximos pasos, siendo siempre el estado de ánimo lo que dispondrá el cómo enfrentamos nuestro diario vivir.

Como la esperanza nuca viaja sola, tendremos que ver cómo hacer que la esperanza y nuestros actos se embarcan junto a aquellos que nos rodean. Todo el bien y la energía positiva que pongamos en nuestros actos esperanzadores, darán un fruto común, ese es el sentido de la esperanza.


La esperanza se vive en el presente augurando un mejor futuro, por lo que el “ahora” es el tiempo de la esperanza.

Mucho se habla de que hay que alejarse de las personas negativas o toxicas, pues contaminan nuestra actitud y ciertamente hay que ser inteligente en el caso de encontrarnos con personas toxicas o negativas. Estas personas toxicas siempre miran para sí mismas, solo quieren ser los beneficiados en todos los asuntos y en sus relaciones sacar provecho para ellas, estas personas toxicas matan la esperanza, pues no entienden que la esperanza es contributiva y cooperativista.

Cuando carecemos de esperanza pues la vida no sigue el rumbo que esperamos, tendremos que ver ¿cuan tóxicos nos hemos vuelto? Pues el desánimo sabemos es mucho más contagioso que la actitud esperanzadora.

Los coaching (entrenadores) modernos que alientan a que seamos gente triunfadora, ganadora y nos entrenan para sacar nuestro mejor rendimiento personal, mantener siempre una actitud positiva cueste lo que cueste, etc. deben evitar que todas esas actitudes solo se dirijan a lo personal, pues de ser así, si solo se busca el triunfo y la ganancia de uno mismo, y sin duda eso, nos volvería personas toxicas. Algunos coaching saben que lo positivo solo es beneficiosos si es compartido, pero otros solo se preocupan del éxito personal.


Los embates de la vida a veces nos meten en callejones muy oscuros y nos resulta tremendamente difícil ver una luz, una esperanza que alumbre nuestro porvenir. Aunque nos resulte extraño, hay ocasiones en que es bueno meditar sobre la muerte, porque la muerte es inevitable y que se puede decir sobre esperanza de la “hora postrera”, el psiquiatra Viktor Frankl (1905-1997), fundador de la tercera escuela vienesa de psicología llamada “Logoterapia”, después de pasar por la experiencia de los campos de concentración nazis, dio un giro a sus terapias, especializándose en los casos depresivos donde la falta de esperanza se reduce a su máxima expresión, entonces el doctor Viktor Frankl les enfrentaba de forma abierta y directa hacia la muerte, consiguiendo que sus clientes se dieran cuenta que la muerte del alma o la esperanza era peor que la muerte física.

También la psicología budista tiene siempre presente el “Bardo (tránsito) de la muerte”, pues es el mejor modo de ver con claridad lo que es nuestra vida. Haciendo hincapié en su filosofía de vida el “vivir el presente”.

Dejar en manos del destino nuestro futuro con sus golpes de suerte o infortunio, deja a la esperanza al descubierto, si nuestra esperanza es un estado de ánimo, más vale que sea un estado de ánimo fuerte y que no se base en simples ilusiones o fantasías, que más bien nos distraen, debilitan y frustran. La esperanza debe ser tan fuerte como la hierba que crece en asfalto en la peor de las condiciones.



La esperanza se derrumba y muere en un pozo ciego,
No mires hacia abajo, levanta los ojos al cielo abierto,
Perder la esperanza es vivir en soledad de uno mismo,
encontrar la esperanza nos une uno a uno a todos.


Atentamente:

Rafael Pavía.                                               13/10/2019.

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