La contemplación y visión de los chacras

La contemplación y visión de los chacras.

La meditación contemplativa nos sirve para poder ver todo sin condicionamientos ni obstrucciones en nuestro alrededor y en nuestro interior. Para ello nuestra mente debe guardar el mayor silencio posible, de modo que nuestra conciencia sea capaz de observar directamente la naturaleza, los objetos y a nosotros mismos, de un modo natural tal como son.

Sin embargo, tendremos que observar y tomar conciencia precisamente del estado en el que se encuentra nuestra conciencia. Esto quiere decir, que nuestra propia conciencia tiene diferentes niveles o estados con los que ver el mundo, la vida y la realidad.

Un ejemplo sobre estos diferentes niveles o estados de la conciencia lo podemos aplicar en relación a los chacras. Son siete los chacras que tenemos y en cada chacra vamos a encontrar un nivel de conciencia que cambiara nuestra visión.



Vamos a ir viendo el correlato de las visiones de cada chacra, poniendo como punto de visión u observación, como se verían un hombre y una mujer heterosexuales:

1º chacra Muladhara: ubicado sobre nuestro coxis y relacionado con los instintos buscara entre el hombre y la mujer una conexión reproductiva.

2º chacra Svadhistana: ubicado sobre nuestros órganos sexuales, buscará una relación placentera.

3º chacra Manipura: Ubicado sobre nuestro plexo solar, buscará una relación emocional.

Los dos primeros chacras tienen una proximidad fisiológica y psíquica muy íntima, si nuestra conciencia solo se ubica en estos chacras inferiores, nos darán una visión puramente material, física, donde veremos al hombre o a la mujer como simples objetos o formas de placer y reproducción. Por tanto, si solo apelamos al chacra Muladhara y Svadhistana en una relación de pareja, todo girara en torno a la sexualidad, quedando tal sexualidad bajo el influjo de lo instintivo y meramente placentero.

La visión que encontramos en el tercer chacra Manipura, se centrara en el aspecto emocional, en la empatía, simpatía o antipatía, tales emociones debemos de considerar que no podrán substraerse o evitar, las condiciones de sus predecesores chacras Muladhara y Svadhistana. Por tanto, si las emociones solo consideran las bases fisiológicas del instinto y la sexualidad, giraran entorno a un círculo vicioso de satisfacción e insatisfacción, donde la ira puede aflorar por no conseguir la satisfacción deseada.


En el tercer chacra se gestan todo tipo de emociones condicionadas principalmente por los dos chacras previos: Lujuria, ira, frustración, codicia, etc. El chacra emocional puede vivir un gran conflicto, si solo alcanza a ver lo que existe por debajo de su chacra. Digamos que la conciencia que solo se mueve en los tres primeros chacras, se somete a una condición material, donde la mente y el yo que reside bajo esta perspectiva tiene una condición egocéntrica, dominada por el mundo de las formas sensoriales.

El ejercicio contemplativo consistiría en ver con claridad cómo perciben y gestionan nuestra naturaleza estos centros inferiores o chacras. Por ejemplo, si somos hombres y vemos una mujer, ¿cómo la percibimos, como la miramos, en que nos fijamos, que deseos o reacciones, surgen en nuestra mente y cuerpo, ante la visión de la mujer? El mismo ejercicio puede hacer la mujer ante el hombre. Si nos condicionamos a estos tres primeros chacras veremos al hombre y a la mujer, básicamente como meros objetos de placer, con todas las consecuentes reacciones de deseos, apegos, celos, frustraciones, rabia, etc.


El cuarto chacra Anahata ubicado en el corazón puede y debe de valerse tanto de los tres chacras inferiores, como de los tres chacras superiores que son: Visudha situado en la garganta, Ajna situado en el entrecejo y el chacra Sahasrara situado arriba de nuestra cabeza.

La práctica contemplativa se vuelve más sutil a partir del chacra del corazón, ¿cómo vemos a un hombre o mujer desde este chacra? La visión del corazón dependerá de la conciencia que tengamos sobre nosotros mismos y de cómo hemos gestionado la totalidad de nuestros chacras, pues la principal función del chacra del corazón es unir lo de arriba y lo de abajo, lo exterior e interior, lo material y lo espiritual, etc.

Desde el corazón se gestionan las emociones y los pensamientos, pues todo pensamiento tendrá como base una emoción, así el corazón es la conexión que nos proporcionara una empatía y armonía con todo nuestro Ser y su naturaleza física, psíquica y espiritual.


Si la mujer observa a un hombre en la practica contemplativa desde el corazón ¿qué pensamientos y sentimientos giraran en torno a este hombre? La diferencia que el corazón plantea en su perspectiva o visión, parte de la unión, donde la visión egocéntrica deja de tener fuerza, para plantear un nexo de relación donde puedan fluir emociones y pensamientos superiores. Estas emociones y pensamientos superiores dependerán de nuestro trabajo sobre los chacras superiores.

El quinto chacra Visudha de la garganta, gestiona nuestra palabras y pensamientos, ¿cómo hemos educado o formado nuestros pensamientos? Toda nuestra moral, todos nuestros conceptos, todo lo que hemos almacenado en nuestra mente, se traduce en nuestras palabras. Lo que nuestra mente concibe y gesta es producto de lo que hemos aceptado como lo nuestro, lo mío, lo que he aceptado como válido, real y cierto, siendo tal aceptación nuestra visión sea más acertada o menos acertada.

Así, nuestro corazón debe gestionar pensamientos y emociones que vendrán de nuestros chacras inferiores y de nuestro chacra Vishuda, que situado en nuestra garganta sostiene nuestra cabeza, transmitiendo con palabras lo que nuestra cabeza o mente han configurado.


Observar lo que pensamos y decimos de modo contemplativo, implica que dejemos un espacio libre, un espacio nuevo y abierto, que no se quede identificado o apegado a los propios conceptos, ideas, nociones, doctrinas, opiniones. Para generar ese espacio abierto e incondicional tenemos que abrir o activar el chacra Ajna de nuestro entrecejo que nos permite ver con mayor clarividencia, para posteriormente abrir el chacra Sahasrara, que según la tradición de los chacras o raja-yoga nos concede la poli-videncia o intuición.

La activación de los chacras superiores Ajna y Sahasrara, conceden al corazón un nuevo espacio donde abrir nuevas perspectivas. Estas nuevas perspectivas, serán fruto primero de haber observado lo superior y lo inferior; es decir, lo inferior son nuestros instintos, la sexualidad y lo emocional, como lo superior incluiremos nuestros pensamientos, nociones, conceptos, moral, palabras, etc.

¿cómo podemos contemplar a un hombre o mujer desde Ajna o Sahasrara? La experiencia contemplativa nos dice, que, al formar un espacio incondicional, que en oriente o el budismo se denomina “vacío”, podemos ver la forma “tal cual es”. Esta visión es completamente realista, pues unifica la totalidad de lo que somos. Esta totalidad incluirá emociones superiores que armonizaran nuestra completitud, todo lo que realmente somos. De modo que nuestra visión será completa y realista, armonizando lo de abajo y lo de arriba, así como lo exterior e interior, comprendiendo cabalmente lo que es un hombre y una mujer en su totalidad.

La compasión del corazón, es un resultado de la unidad no-dual, donde la forma y el vacío se unifican en plenitud.

La contemplación, nos permite generar el espacio nuevo, abierto, sin dogmatismos, donde el corazón se abre sin condicionamientos a una visión plena de Luz, comprensión donde verifica los motivos y causas que producen el hecho de percibir el mundo solo con nuestra psiquis inferior o chacras inferiores.

El ejercicio contemplativo de observar nuestros diferentes chacras, de abajo hacia arriba y posteriormente de arriba hacia abajo, nos permitirá identificar nuestras diferentes perspectivas, niveles y estados de conciencia, ordenando nuestra naturaleza física, psíquica y espiritual. Si nos acotamos solo a lo inferior, obviamente nuestra visión será limitada y condicionada por la forma física, dejando lo psíquico sumido en un mundo materialista. Si, con paciencia nos aplicamos en la contemplación u observación incondicional, el espacio interior se abrirá, generando el vacío iluminador.


Con tal ejercicio contemplativo podremos ver cada nivel de conciencia y sus condicionamientos. Para que la conciencia luzca en su naturaleza primordial, debemos revisar toda nuestra fisiología física y psíquica, siendo el ejercicio con los chacras un método que nos permitirá ver cómo nos condicionan nuestros instintos, nuestra sexualidad, nuestras emociones y pensamientos; en tal revisión, comprenderemos como nuestra conciencia queda sujeta y condicionada cuando solo participamos de la actividad de los chacras de la formas sensoriales, o solo nos situamos en los pensamientos, así que en tal revisión focalizando chacra por chacra podremos finalmente encontrar la armonía entre lo de arriba y lo de abajo.

Atentamente:

Rafael Pavía.                                          06/ 08/ 2019.






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