El arte y la conciencia

El arte y la conciencia

El arte es la expresión de nuestra alma y lo que el arte dice, es el resultado de nuestra relación de nuestro mundo interior y el mundo exterior. Nuestra conciencia se expresa con la palabra, el canto, la música, las artes plásticas, la pintura, etc. nuestra conciencia, percibe, siente, reflexiona sobre nuestra forma de ver el mundo y lo que el mundo es.

No siempre el mundo es como lo vemos y lo sentimos, el mundo externo tiene vida propia indiferentemente de uno mismo, aunque en el fondo nosotros y el mundo son un mismo y único mundo. La vida nos puede gustar más o menos, encontrar satisfacción e insatisfacciones, comedias y dramas; el contraste entre nuestro mundo interior y como el mundo exterior se mueve y resulta un continuo acicate para nuestra conciencia, llevándonos a la alegría, a la tristeza, la ilusión, la desilusión, al encuentro del amor y del odio, etc. nuestra alma vive inquieta entre la luz y la oscuridad, entre la comprensión y la confusión.


Si añadimos que cada cual, tiene su propio mundo interior, y lo ve de una forma diferente, multiplicamos la expresión hasta al infinito, siendo el arte un modo de expresar todas esas visiones multifacéticas. Si, como recién leí: “el arte nos hace libres”. Tendríamos que ver como la expresión y el arte deben ser completamente libres. Solo la libertad, nos dará una expresión plena y sincera. Por lo que el arte no debe ser reprimido ni censurado, el arte debe ser completamente abierto, sea acertado, desacertado, correcto o incorrecto.

Y para vivir el arte en plena libertad, si, sería bueno que la expresión o manifestación del alma fuera plenamente consciente de su mundo interior y su relación con el mundo exterior. Para ello, es necesario comprender la naturaleza de nuestra conciencia que comparte el mundo externo y nuestro mundo interno; la conciencia percibe el mundo externo y percibe las reacciones y movimientos de nuestra alma ante el mundo.


El arte fue aportando en diferentes épocas la expresión de lo que la humanidad buscaba, por ejemplo, en la época mítica donde se crearon las grandes civilizaciones: Grecia, India, Egipto, Aztecas, mayas, incas, etc. el arte estaba ligado a la astronomía, a la tierra con sus ciclos estelares y su naturaleza, era un arte que inquiría entre la relación de la humanidad y el universo; en tal época el arte esta fusionado con la arquitectura y su relación con los arquetipos de nuestro inconsciente colectivo, que se veían como dioses, semidioses, héroes etc. que cada civilización expreso a su modo.

Posteriormente en el renacimiento, el arte se emancipo en una visión tridimensional, dándole cabida a la perspectiva del fondo en las pinturas, fue Leonardo da Vinci quien elaboro uno de los primeros tratados sobre perspectiva tridimensional, para las pinturas. Anteriormente a esta época renacentista el arte pictórico se trataba bidimensionalmente, lo que indica que a la conciencia le faltaba asimilar y por tanto expresar la tridimensionalidad.


Aunque el sabio Euclides ya planteo la teoría tridimensional en la geometría, lo tridimensional no podía ser plasmado en la expresión pictórica, porque aún no se había configurado del todo en nuestra alma colectiva.

La diferencia entre una perspectiva bidimensional y una tridimensional, es que en la primera nuestra conciencia corporal o estado de vigilia aún no se había emancipado, es decir nos manteníamos aún más ligados a lo psíquico que a lo físico, pesaba más las emociones y la ensoñación que la materia. Mientras tanto la conciencia tridimensional nos encajona en lo físico y material, lo que nos ha permitido examinar el mundo en su más cruda realidad, extrayendo toda nuestra capacidad mental-racional.

Lo que queremos decir es que cada época y su correspondiente estado de conciencia realizaba bajo sus condicionamientos un tipo de arte en sintonía con nuestra percepción consciente. Poco a poco desde el renacimiento han ido surgiendo diferentes modismos artísticos, siendo la tendencia progresiva hacer una manifestación del arte basada en el individualismo, expresando el artista su forma particular de ver el mundo.


La expresión de lo interior nos debe llevar a la multiplicidad y pluralidad de cada individuo, hecho que nos debe llevar de un etno-centrismo a un mundi-centrismo, donde se aceptarían las diferentes formas de ver el mundo, lo que nos abrirá las puertas a una conciencia integral.

Lo que expresa el alma, puede sintonizar o no con el resto del cosmos, con lo colectivo, con la naturaleza, etc., siendo propiedad innata de la conciencia conciliar el mundo exterior e interior, lo colectivo y lo individual, cuestión que se expresara en cada obra de arte. Cada cual aporta su visión sobre el mundo, lo que debe enriquecer y ampliar la visión del colectivo; al ver una obra de arte debemos aprender a ver más allá de lo que nos agrade o nos desagrade, que está expresando tal obra. El artista imprime una obra y en ella nos está enviando un mensaje de belleza, de realidad, de fantasía, de abstracción, de concreción, y en última instancia nos está mostrando parte de su alma y estado de conciencia respecto a lo plasmado en su obra.

Si uniéramos todas las corrientes artísticas que la humanidad ha creado veríamos nuestra historia, veríamos el imaginario creativo con el cual hemos conformado el mundo. Digamos que el arte es la puerta creativa donde los humanos plasmamos como vemos y queremos ver el mundo.



La sensibilidad del artista siempre lo hace pionero en nuevas formas de ver el mundo, todo artista es en parte un visionario; y si nuestro pasado fue retratado en cada obra de arte, también nuestro futuro será parte se nuevas visiones, de nuevas obras creativas.

Todos, aunque no nos dediquemos al arte, estamos en la disponibilidad de crear nuevas formas de ver el mundo, y en nuestras manos poder crear un paraíso o un infierno. Lo difícil, es aceptar nuestra responsabilidad creativa. 


Esperando que la conciencia siempre ilumine nuestra visión y capacidad creativa, atentamente:

Rafael Pavía.     12/06/2019.








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