La conciencia integral y la plenitud del Ser y el Saber.

La conciencia integral y la plenitud del Ser y el Saber. 

Hemos podido ver que la conciencia nos impulsa a reconocer su naturaleza, siendo la misma conciencia que, cuando descubre su cualidad auto-luminosa nos provoca un anhelo intenso por ahondar en la investigación de sí mismos.

La psicología integral de Ken Wilder nos indica que, cuando uno está en un estado inferior de conciencia queda limitado a tal estado, siendo apenas capaz de vislumbrar el siguiente estado de conciencia superior; lo que provoca una visión-compresión limitada o condicionada, a esta visión limitada se la denomina “visión túnel”. Más el impulso de la conciencia nos inquieta en la búsqueda de respuestas cada vez más amplias y profundas, siendo tal impulso el que nos ira guiando hacia una conciencia integral y hacia la plenitud de “si mismos”.

En el siguiente esquema de ken Wilder, podemos ver mejor como se muestra la cuadratura del círculo o plenitud de sí mismos:

En este esquema podemos ver: el Yo, el ello, el nosotros y el vosotros, lo que nos lleva a ver: la psiquis con el yo, nuestra condición biología con el ello, nuestra capacidad consciente de ver el mundo con el nosotros y finalmente observar los parámetros de nuestra cultura; Cada entidad de nuestro sí mismo se expande en una línea ascendente, surgiendo multitud de elementos en la formación del sí mismo. Con este esquema podemos ahondar en el conocimiento de sí mismos tanto en lo interior como en el exterior, tanto en lo individual como en lo colectivo, lo que nos da una idea de la redondez o totalidad en la investigación de sí mimos.

Como podemos ver en los estudios occidentales de la psiquis han desarrollado múltiples teorías y perspectivas de nuestra psiquis, así la psicología moderna ha desarrollado diferentes corrientes desde el psicoanálisis freudiano, pasando por: el estructuralismo de Wilhelm Wundt (1838-1920), el Funcionalismo de William James (1842-1910), el Conductivo de John B. Watson (1878-1958), la Psicología de la Gestalt y su escuela alemana, el Humanismo de Abraham (1908-1970), y la psicología Transpersonal de Maslow y siguiendo con Stanislav Grof. Y no podemos olvidar a C.G. Jung que siendo uno de los principales discípulos de Freud desarrollo su escuela y teoría escindiendo de la línea de Freud y dando paso a lo transpersonal con su teoría del inconsciente colectivo y sus arquetipos. Estas diferentes escuelas de psicología nos dan una idea de cuan complejo es comprender nuestra psiquis.


Con la Psicología integral de Ken Wilder añadimos al estudio de la psiquis que investiga el yo interior, el ello con su biología y la composición cósmica, mas nuestros diferentes estados de conciencia o modos de ver el mundo, siguiendo con los parámetros culturales. Con ello ampliamos nuestra visión de sí mismos planteando la totalidad del Ser.

Cuando planteamos la ciencia de la meditación, esta se sitúa en la búsqueda del yo, entendiendo que comprendiendo el yo podemos alcanzar mayor comprensión, lo cual es cierto y en esa certidumbre debemos incluir el ello, el nosotros y el vosotros, es decir lo interior-exterior y lo individual-colectivo. Parece que todo camino de auto-conocimiento nos lleva hacia el yo y lo interior, sin embargo, el yo en su constructo es indisociable con el ello, el nosotros y el vosotros.

El impulso hacia la plenitud de la propia conciencia nos va sacando de la visión túnel, obteniendo una apertura que tildamos de sabiduría, iluminación, liberación, compasión, amor, paz, etc. Todas estas portentosas cualidades de la apertura apuntan a un centro, el conocimiento de sí mismos o el Ser.


La totalidad o plenitud del Ser es la unión de la forma y el vacío, como enseño el sabio Nagarjuna en el siglo II. Esta unión es la unidad del Ser y el Saber, así como la unión de la vida y la muerte, del yin y el yang, de la luz y la oscuridad, etc. Esta unión es no dual, es decir, que la dualidad existencial son polaridades complementarias que no pueden existir una sin la otra. Así, lo exterior e interior, lo individual y lo colectivo son una unidad no-dual, de tal modo que lo exterior no puede existir sin lo interior y viceversa, ni lo individual puede existir sin lo colectivo. 

El Ser es todo incluyente, incluyendo de modo ecuánime todas las polaridades, por ello la totalidad o plenitud incluye lo relativo y lo eterno a lo temporal. Podemos decir que la muerte es eterna y vacía, mientras la vida es plena y permanentemente creadora, así la vida y la muerte son una unidad, dos polos complementarios que no pueden separarse uno del otro. Si dejara de existir el vacío, no habría manera de llenarlo, si solo existiera la forma quedaríamos petrificados en una concepción del mundo rígida, dogmática, limitativa, restrictiva; es decir si solo nos apoyamos en la forma-externa, caemos en una visión túnel.

Las limitaciones o condicionamientos de nuestra conciencia frenan el impulso de nuestra propia conciencia, limitando la expansión y profundidad de nuestro Ser. Ante un límite hay una polaridad ilimitada, ante lo finito se muestra lo infinito, ante o temporal lo atemporal, etc. Y al hacer estas afirmaciones sobre la dualidad complementaria tenemos que incidir, en que es unidad no-dual, es decir nunca estuvieron separados. Y ahora nuestro estado mental-racional puede objetar que, el “nunca” tiene frente a sí el siempre, creando una dualidad separatista, mientras que la conciencia integral, de nuevo uniría el “siempre” y el “nunca”, puesto que el"nunca" es el equivalente negativo del siempre.



Si nos paramos a ver y reflexionar, toda dualidad-separatista tiende a dividir, seccionar y distanciar, creando fronteras, creando una multiplicidad cada vez más expansiva, mientras que la unidad no-dual siempre unifica, incluye, disuelve fronteras, etc. por lo que puede abrazar cualquier expansión, y he ahí el “Saber”. El saber incluirá la totalidad, la plenitud.

Atentamente:

Rafael Pavía.                        25/05/ 2019.




















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