CRISTIANISMO ORIGINAL E INTEGRAL



CRISTIANISMO ORIGINAL E INTEGRAL

La religión cristiana está viviendo sus horas más bajas, tanto la vocación religiosa como la asistencia a las iglesias ha disminuido considerablemente, la razón de fondo es que el cristianismo aún pervive en un nivel de conciencia mítico-literal, es decir se ha quedado estancada en épocas pretéritas, sin adaptarse a la presente época donde predomina el nivel de conciencia mental-racional.

Como ya comentamos en anterior artículo del blog, nuestra conciencia va mutando de modo colectivo buscando respuestas más certeras. Por ello el cristianismo canónico se ha quedado relegado y apunta a convertirse en una religión muerta. Sin embargo, no podemos descartar su validez, como tampoco podemos obviar ninguna tradición religiosa, ya que todas ellas son como diría mi maestro: “perlas engarzadas en el hilo de oro de la divinidad”.


¿Cómo fueron los orígenes del cristianismo? Bien sabemos hoy que el cristianismo original fue muy diferente al que se ha transmitido y que ha llegado a nuestros días. Para informarse y entender lo que fue el cristianismo original tenemos que documentarnos, con los evangelios canónicos, los apócrifos y por ventura con los textos de Nag Hammadi (Egipto), estos textos son los evangelios de los cristianos gnósticos descubiertos en diciembre de 1945. Los gnósticos pervivieron hasta el siglo IV, siendo su persecución lo que les disemino e hizo desaparecer. Para comprender como fue el cristianismo original bueno es documentarse con los eruditos: Francisco García Bazán, Antonio Piñero, José Montserrat Torrents, Elaine Pagels, etc.

Los gnósticos clasificaban a las personas en relación con lo religioso en tres niveles: hìlicos, psíquicos y pneumàticos. Cada uno de ellos tenía su nivel y capacidad para acceder a comprender la realidad de sí mismos.

Los hílicos, estaban sometidos a la materia y al dominio de su cuerpo físico, por lo que sus parámetros de comprensión se definían en los instintivo y emocional. Su interpretación era literal, su fe dogmática, su convicción se basaba en lo emocional, por lo que asistir a reuniones y sentirse arropado en su creencia les animaba, fortaleciéndose en la comunidad. El planteamiento lógico racional se descarta y se afirman en lo milagroso.


Un comentario de un compañero mío nos puede hacer ver como el fenómeno milagroso tiene su causa, decía este: “los cristianos católicos allá donde iban y se establecían encontraban una virgen milagrosamente, mientras que los anglicanos ingleses que también recorrieron todo el mundo nuca hallaron una virgen”. Algunos podrán achacar esto a simple cuestión de fe, pero el motivo estriba en la forma de ver las cosas y los condicionamientos a los que nos sometemos en base a nuestras creencias y doctrinas.

En el segundo nivel, los psíquicos se afianzan en sus prácticas de oración, meditación y en la mística, su fe se sustenta en la experiencia que sus prácticas les proporcionan, pues consiguen cambiar sus estados emocionales con su oración y meditación. La lógica racional la utilizan dentro de sus parámetros doctrinales, resultándoles difícil conciliar sus experiencias místicas con una interpretación literal de sus doctrinas.

Las experiencias místicas que tuvieron San Juan de la cruz, Santa Teresa de Jesús, Santa catalina de Siena, etc. eran sometidas a la inquisición como algo engañoso donde lo diabólico podía sabotear lo doctrinario.


Las experiencias místicas forman parte del fenómeno milagroso, cuestión que no llegada a ser indagada por parte de los psíquicos. ¿por qué se producen estos milagros, estas experiencias oníricas, visiones y éxtasis? Es decir, se conforman con el fenómeno psíquico sin comprender el noúmeno o causa del fenómeno milagroso. Para los psíquicos les bastaba tener experiencias para confirmar su fe, su creencia y doctrina.

En un tercer nivel encontramos a los pneumáticos, que en esencia son conocedores o gnósticos apuntando a una conciencia integral. Ellos si indagan en el noúmeno o causa de los fenómenos tanto físicos como psíquicos. Su práctica se eleva hacia la contemplación no dual, saliendo por tanto de los parámetros de la mente ordinaria. Su interpretación de sus doctrinas o textos es hermenéutica, es decir, interpretan los textos como simbólicos y arquetípicos, lo que les permitía desentrañar los conocimientos herméticos y alquimistas.

Entre los gnósticos encontramos a los ofitas, los bárbelo gnósticos, los basilidianos, los valentinianos, etc. Interesante es el estudio de Ignacio Gómez de Liaño en sus libros “círculos de la Sabiduría”, donde explica como los gnósticos que tuvieron que huir de la persecución se alejaron hacia oriente y la India, influyendo entre los budistas y otras corrientes religiosas, coincidiendo con la emergencia del budismo tántrico. Ya que los gnósticos eran conocedores de la alquimia sexual o tantra.


En la India y Tíbet aceptaron las enseñanzas de la alquimia-tantra sin los condicionamientos sociales y morales que se impusieron en el catolicismo, por lo que estas enseñanzas han perdurado hasta la actualidad; lamentablemente en occidente la corriente gnóstica fue menguada y prácticamente desaparecida, salvo por pequeños círculos herméticos.

La gnosis se reconoce como un “funcionalismo muy natural de la conciencia” por lo que tiene un carácter universal e imperecedero, siendo que cualquiera puede alcanzar el despertar de su conciencia. Más este despertar requiere trascender incluso nuestro actual estado mental-racional y salir del dualismo mental, cuestión que debe resolverse mediante la práctica de la contemplación no dual, sirviendo la alquimia-tantra como herramienta fundamental para poder establecerse en una conciencia integra.

Con la contemplación no dual se descubre la conciencia prístina y con ella podemos observar las cosas “tal cual son”, sin condicionamientos, sin limitaciones, sin obstáculos, por lo que podemos descubrir el origen de todos los fenómenos físicos y psíquicos y espirituales.

Así, con el cristianismo original podemos ir accediendo a diferentes niveles hasta alcanzar la gnosis o concomimiento integral, que nos integrara en la unidad o totalidad, que los cristianos gnósticos entendían en la frase: “El Padre y yo somos uno solo”, (Juan 10:30). Comprender la unidad o la conciencia cósmica que representa el Cristo, solo es accesible si trascendemos el dualismo, el tú y el yo.


La revalorización del cristianismo debe de surgir de sus propias fuentes u orígenes, en realidad cualquier doctrina espiritual siempre deberá tener presente sus principios, y partiendo de tales principios podrán mejorarse, pero si nos alejamos de los orígenes todo cambio empeorara la doctrina. Lamentablemente demasiado nos hemos alejado de los orígenes del cristianismo, pero todos aquellos que anhelan descubrir los tesoros espirituales de antaño, hoy día tienen una excelente oportunidad, pues actualmente poseemos una información extraordinaria gracias a los textos de Nag Hammadi.

Atentamente:

Rafael Pavía.

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